14/1/08

Yo vs La Pulga

Todos saben que los Siphonapteros -léase: pulgas- son unos de los enemigos naturales más temidos de los perros, gatos y demás mamíferos peludos (incluyendo al Gordo Adrián); pero jamás imaginé que iba a llegar el día en el que también se convertirían en mis acérrimos rivales.

Yo no tengo perros, ardillas o ratas y mi gordito querido está en Lima, así que la culpa de la sobrepoblación de pulgas en la alfombra de mi cuarto se la debo a Max, mi gato. Las pendejas me han tenido despierto noche tras noche, y caminar descalzo es someterse a una hinchada de patrullas espectacular. Por eso decidí enfrentarlas y matarlas a todas, en especial a Coronel Flea, el Macho Alpha, la más mala de las malas, una real conchesumadre. Si Coronel Flea fuera una película, se llamaría "Alien vs Depredador" (no importa si la I o la II...ambas son un bodrio). Además tenía su tanque la maldita.


Antes de empezar mi temeraria pero inevitable aventura en busca del Coronel, decidí averiguar todo lo que pude sobre su raza para poder preparar la mejor estrategia de ataque y defensa. Esto fue lo que aprendí:

  • Me enfrentaba a un "Siphonaptero de Ctenocephalides Felis" (en el caso de mi gordo se llamaría "Ctenocephalides adris")
  • Estas pendejas iniciaron realmente la peste bubónica (y les chantaron toda la culpa a las ratitas...pobres)
  • Pueden saltar 350 veces la longitud de su cuerpo. Según Wiki, es como si un hombre saltara una cancha de fútbol (eso iba a ser un graaan problema (además del Tanquepulga (mas adelante les contare como solucioné ambos problemas)))
  • Después de picar, ponen entre 15 y 20 huevos por día. Eso significa que en una semana ponen...mmmm...si me pican 10 o 12 pulgas diarias...mmmm....COMO MIERDA DE HUEVOS.
  • Cuando aún son larvitas muñi-muñi-muñi comen caca de sus viejos, pelo, piel muerta y demás porquerías.

Basado en estos 5 puntos sobre sus características básicas, elaboré un plan en 5 pasos que empezaría a aplicar apenas retire la alfombra de mi cuarto para que la señora de la limpieza la empape en veneno anti-pulgas. Era importante eliminar a la mayor parte de sus tropas (por eso de la superioridad numérica, manyas?) sin importar el método (Gracias Dios de la Guerra por las armas químicas). Una vez que la mayoría haya caído, podría enfrentarme al Coronel y su tanque.

Entonces, los 5 pasos a seguir para la batalla eran los siguientes:

  1. Aprender latín y ratuno. El primero para poder negociar la rendición de mero mero de los Siphonapteros.
  2. Si el muy bacán no acepta los términos, utilizaría mis conocimientos de ratuno para comunicarme con el Rey Rata y planear el inicio de las hostilidades contra las pulgas. Utilizaría obviamente como argumento los siglos de desprestigio y mala fama que le habían causado a su raza.
  3. Como nicagando iba a lograr saltar una cancha de fútbol (entre 90 y 120 mts) y asi tener la capacidad de los parásitos éstos y estar en igualdad de condiciones; decidí reducir las medidas oficiales de la cancha de fútbol a una cancha de futbolín. Las cagué a las pulgas, saltar 1.5 mts es papaya.
  4. Mandaría a las ratas a terminar a las pulgas sobrevivientes de la guerra química con la que inicie la batalla. Los cuchucientos huevos que estarían regados por doquier serían usados para hacer un omelette decente y poder alimentar a mi ejército de Orgius Comunis. El cocinero de la tortilla sería Cheffcito, experto en comida francesa, a quien acogería en mis filas.
  5. A las larvitas muñi-muñi-muñi las alimentaría con caca de rata. Todos saben lo peligrosa que es la caca de rata

El éxito de mi guerra dependía, como se han dado cuenta, de que el orgullosísimo Coronel Flea no acepte los términos de rendición que le proponía y así poder formar una alianza estratégica con las ratas del mundo. Si es inteligente, el coronel aceptaría su rendición y evitaría un inútil derramamiento de sangre (en este caso mi sangre, la que me ha estado chupando de las patas la muy golosa) Menos mal que los bichos estos tienen cerebro de pulga (puuuta que bueeena!) y todo salió según lo había previsto.

La batalla empezó. Un contingente multitudinario de ratones, ratas y algunos mienbros de la Pandilla Feliz (esos que suelen pasar sus breaks sentados en el arbolito de la Udep) hicieron lo suyo y les sacaron la chuchumeca a las chupasangre. Sólo quedaba el coronel. Iba a ser una batalla épica. Las profecías decían que duraría mil días y mil noches. No tenía tanto tiempo, mi mami me estaba llamando a almorzar.

Llamé a mi ejercito. A las ratas y ratones les ofrecí el queso arequipeño que me vendió Mariño y los de la Pandilla, un wirito para cada uno. Yo me fui a almorzar y entre todos le sacaron la mierda al coronel. El tenía un tanque, yo varios fumones.

Nunca más me volverán a molestar.

3 comentarios:

Gallín! dijo...

Siempre puedes combatir el fuego con fuego...

Anónimo dijo...

Malditas pulgas!
Menos mal aparecio el valiente Cae para matarlas!

Anónimo dijo...

maldito!quiero tu tiempo libre!
te amo
yo