El Asesinato del Calzonudo Niño Introvertido

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En algún post anterior -no recuerdo bien cual- dije que en mi época de colegio era un caso digno de estar colgado en la oficina de cualquier psicólogo. Era un chibolo de ojos tristes, mirada esquiva, ultra tímido e introvertido como sólo yo podía serlo. No tenía mas amigos que los de mi promoción, no conocía a nadie en el barrio, y jamás iba a las fiestas que las chicas del Vallesol hacían. Todos mis patas del salón recibían, al menos una vez a la semana, cartas de alguna de las chicas de falda guinda. Yo, por otro lado, me burlaba de sus fresadas con los otros rejects que me rodeaban, mientras que por dentro me hubiera gustado ser como alguno de los que eran objeto de mis burlas.

Creo que fue en 5to de secundaria cuando me di cuenta que me gustaba la enamorada de uno de mis mejores amigos (esa chica, sigue siendo un bombón, 5 años después) Al no poder con el remordimiento de tal traición, me confesé con mi pata. "Me gusta tu enamorada, sorry" le dije esperando que reaccione como me lo había imaginado [un puñete de ira bien dado en el cacharro o una patada en los webos] pero sólo soltó una carcajada burlona y puso su mano en mi hombro "Que cague de risa eres, no importa". AUCH! aun me duele esa risa, me hizo recorfirmar mi condición de mantequilla, de buen tipo que no constituía amenaza alguna y que jamás sería tomado en serio por el sexo opuesto.

A mi fiesta de promoción llevé a la chica más bonita del lugar. Alta, blanquiñosa, bonita de cara, pelo ondulado y cuerponaza para tener 14 años. Me sentiría orgulloso de tal hazaña si es que no le hubiera sido prima mía [de cariño, pero prima después de todo] y si es que no hubiera tenido que pedirle permiso a uno de mis amigos [el tipo mas cotizado de Piura en ese entonces] para poder decirle que sea mi pareja, pues él pensaba llevarla. Como era de esperarse, ella se moría por él, a él le gustaba ella pero tenía una amplia baraja de opciones femeninas de donde escoger. Sólo por eso -además de mi condición de mantequilla- es que me dijo que normal, que la invite y que no tenía ningún problema. El que vaya conmigo a la fiesta no iba a cambiar las cosas. No se si después pasó algo entre ellos dos.

Aun le debo una disculpa por haberla aburrido tanto esa noche. Mi conversación dejaba mucho que desear, y por más que ella quería bailar, yo me la pasaba hablando cagadas con mis compañeros de mesa. Ella aprovechó una salida mía al baño para bailar con unos de mis amigos. Debo confesar que me sentí bastante aliviado cuando regresé y la vi embelesando a los asistentes con su movimiento de caderas. Los patas jodían tanto por ese atrevimiento que me acerqué a interrumpir su baile y bajarle el ritmo con mi torpe imitación de ritual de procreación indio. Mi abuela y mi tía me espiaban llenas de orgullo detrás de una de las cortinas del salón.

Mis dos primeros años de universidad no fueron muy diferentes. No conocía a nadie y hasta mis propios amigos renegaban de mi porque no hablaba ni con ellos y porque después de las clases salía corriendo a mi casa en vez de quedarme en alguna bancas conversando con sus amigas. Jamás entendieron que no lo hacía por sobrado, sino que ese comportamiento era la extensión de 10 años de vida patética, años en los que me consagré como un calzonudo niño introvertido.

Aún no entiendo el porque de tal grado de timidez. Jamás fui feo [tampoco soy un Adonis] jamás fui bruto, jamás fui un patán ni un indio.de.mierda, jamás le falte el respeto a nadie ni hice algún desplante. Se que algunas de las chicas del Vallesol se habían fijado en mi y que, ya en la universidad, gozaba de un jale moderado.

Las cosas han cambiado mucho. Mis compañeros de promoción lo dicen cuando nos encontramos. Creo que me volví conciente de mis capacidades y supe aprovechar en algunas oportunidades el hecho de ser considerado por el sexo opuesto como un tipo nada feo, agradable y ocurrente cuando lo conoces, inteligente, atento, detallista y caballero. Muchas veces esto también jugó en mi contra y solo fui visto como un amigo más, alguien digno de confianza, un osito de peluche y hasta un “gatito tierno” [sigo odiando a la webona que se atrevió a llamarse así]

Las cosas han cambiado mucho, el Calzonudo hace tiempo murió y muchos ya quisieran tener mis hits. Nada despreciables los labios que he probado (sólo un par por vacilón, el resto eran mis enamoradas o chicas a las quería –y quiero- como mierda) unos mejores que otros, uno de ellos insuperable, en todo el sentido de la palabra; pues, cuando trasciende la barrera de las manchas en el pantalón y tratándose además de alguien tan sexy [puedo comprobarlo en los ojos libidinosos de cuanto macho al asecho (o no) se cruza en su camino] sólo puede ser de esa manera.

Las cosas han cambiado mucho. Ya no estoy en exhibición en la oficina del psicólogo –aunque aun creo que debo superar ciertas cosas- y mi ego esta por las nubes. Tengo varios razones para que esto así sea.